Definitivamente sentimos que este post necesita advertencias de activación con sólo las reacciones en nuestro propio sistema. Hablamos del complicado "amor" de los padres y del abandono/abuso que puede ser una consecuencia, de las creencias cristianas perjudiciales para los demás y para uno mismo, del cristianismo como secta, del catolicismo como secta.
Hace poco leímos un artículo en el que el autor se lamentaba de que los fans a menudo hicieran redimible a un personaje preadolescente o adolescente de una serie en particular sólo porque estaba "bueno" y que el personaje era el único responsable de sus acciones, ciertamente equivocadas, porque era "amado" por sus padres. Este post provocó una reacción bastante fuerte por parte de dos de nuestros alters (Lili y Saturno), que consideraban que este cartel no entendía muchas cosas sobre la situación de este personaje, y que sentían las similitudes con la nuestra.
Nuestros padres, según la mayoría de las medidas, nos querían cuando éramos niños, al igual que los del personaje. Se aseguraron de que nuestras necesidades físicas estuvieran cubiertas, recibimos una educación y la mayoría de la gente diría que tuvimos una vida familiar estable. Nunca abusaron físicamente de nosotros. Sin embargo, para nosotros, su amor era condicional, dependía de lo bien que siguiéramos sus enseñanzas y estuviéramos a la altura de sus expectativas. Cuando no lo hacíamos, era más difícil que nos ayudaran, más difícil que nos escucharan, más difícil llamar su atención. Así que nos esforzábamos más por hacer lo que ellos querían que hiciéramos. Y volvíamos a llamar su atención, hasta la siguiente vez que fallábamos.
Tanto nosotros como el personaje fuimos criados como parte de grupos muy cultos que se reflejaban mutuamente en algunos aspectos, aunque el nuestro era religioso y el suyo no. Como nuestro padre y su familia eran católicos, nosotros también fuimos educados en esa religión. (Lili y yo nos hemos dado cuenta de lo entrelazadas que están para nosotras la familia y la religión. No podemos separarlas por completo. Esta entrada del blog es sólo una de las conexiones y probablemente necesitaremos muchas más para comprenderlas todas. -Saturno) Nuestros sacerdotes y maestros nos transmitieron una serie de creencias y nuestros padres las reforzaron creyendo también en ellas y afirmando que esas creencias eran correctas. Nos enseñaron que los cristianos, en general, eran mejores que los no cristianos, y los católicos, en concreto, eran mejores que todos porque era la fe verdadera. Nos enseñaron que no había nada malo en que las leyes civiles se formaran en torno al cristianismo porque era moralmente superior. Nos enseñaron que no juzgar a los demás significaba hacer la vista gorda ante las acciones de los compañeros católicos, cristianos y aquellos considerados superiores, incluso si sus acciones eran erróneas o inmorales, pero que estaba bien juzgar a aquellos que eran considerados inferiores o demasiado pecadores. Nos enseñaron que los cristianos eran siempre buenas personas de corazón, independientemente de sus acciones. Nos enseñaron que ser cualquier cosa que no fuera cis y heterosexual era pecado e imperdonable. Nos enseñaron a menospreciar a otras mujeres y a los no conservadores. (En realidad, no fue hasta después de irnos de casa cuando nos encontramos con los cristianos que pensaban que el asesinato estaba bien si se hacía a los que eran inferiores o pecadores).
También teníamos arraigado en nosotros que nuestro propósito era servir a los demás independientemente de cualquier daño a nosotros mismos: mental, física o emocionalmente. Aprendimos que nosotros, en concreto, juzgar a cualquiera era pecado, lo que nos ponía en la disyuntiva de que estaba bien juzgar a los que eran realmente pecadores, pero eso nos haría realmente pecadores y susceptibles de ser juzgados por Dios y por nuestros compañeros cristianos. Aprendimos que el Papa era infalible en todas las cosas porque la doctrina abarcaba todos los aspectos de la vida. Aprendimos que había que obedecer a los sacerdotes porque hablaban en nombre de Dios. Aprendimos que éramos intrínsecamente defectuosos y que la única manera de ser buenos era escuchar a las autoridades de la comunidad eclesiástica (clero, profesores y padres) y hacer lo que decían. Aprendimos que, hiciéramos lo que hiciéramos, no éramos lo bastante humanos para formar parte del grupo, pero que quizá esta vez lo haríamos bien.
Al igual que el personaje, nos enseñaron creencias que eran perjudiciales para las personas que nos rodeaban y para nosotros mismos. Fue gracias a nuestros padres que nos hicieron miembros de estas sectas. Nuestros padres reforzaron estas creencias condicionando su amor, incluso cuando para los demás no lo parecía. El deseo de ganarnos y conservar su amor nos obligó a seguir esas creencias. Pero sin una referencia externa, estas creencias no se veían como perjudiciales o erróneas hasta que ya estaban arraigadas. Y de niños, a menudo conseguir una referencia exterior es muy difícil. Por eso los niños son más fáciles de adoctrinar que los adultos, porque no tienen conocimientos previos y suelen estar en una posición de impotencia frente a los adultos que les rodean. El desacuerdo se castiga hasta que el niño aprende que está indefenso. Para nosotros, nuestros padres eran la autoridad suprema, aparte del párroco. Para el personaje, eran la autoridad suprema, aparte del líder de su secta.
Muchos niños no se encuentran realmente con el mundo exterior más allá de lo que sus padres les enseñan, yendo a colegios y relacionándose con personas elegidas por sus padres, hasta que tienen alrededor de 18 años y se van de casa para ir a la universidad, empezar un trabajo o, simplemente, ver más mundo. Sólo después de conocer a otras personas que creían cosas diferentes a las nuestras y que veían el mundo de una forma distinta a la nuestra, empezamos a cuestionarnos si lo que nos enseñaron nuestros padres era correcto. Por eso este personaje es redimible, porque el amor de sus padres por él le empujó a hacer las cosas de la única manera que le enseñaron, porque era un niño, y porque al final de la serie sí parece cuestionarse lo que le enseñaron. No era un imbécil a pesar del amor de sus padres, sino gracias a él. Y ahora él, y nosotros, podemos aprender una nueva forma de vivir, podemos aprender a desafiar nuestras antiguas creencias con nuevos conocimientos y experiencias.
-Saturno y Lili
Respuestas
Mucho de esto es similar a aquello con lo que crecimos. Muchos de nosotros nos creímos muchas tonterías, aunque recuerdo sentirme incómodo y en conflicto con muchas de ellas. Creo que es aún más difícil descubrir tus propias creencias por ti mismo cuando tus padres te hacen creer que eres una mala persona, porque es más difícil confiar en tu propio juicio.