Aunque ya no me considero wiccana, hubo un tiempo en mi largo y tortuoso camino espiritual en que sí lo era. Y tenía un gran problema con entrar en un círculo ritual "En perfecto amor y perfecta confianza". ¿Confianza? ¿Confianza? ¿En serio? Y aunque no tengo los problemas con el Amor que algunos de nosotros tenemos, que nos digan regularmente "Te amo" mientras una persona en particular nos molestaba, arruinó todo el asunto del Amor para algunos. En terapia, a veces se la llama "la palabra con L" porque puede ser muy desencadenante para algunos de nosotros.
¿Así que quieres que entre en un círculo con gente a la que no conozco tan bien, posiblemente mientras voy vestida de cielo (con el culo desnudo), y que lo haga con perfecto amor y perfecta confianza? Sí, claro. En tus sueños, sacerdotisa 😉 .
Pero, lo creas o no, encontré la manera de hacerlo. Y no disociándome. El amor que sentía por mis compañeros de círculo era el amor que siento por todos los seres vivos. No un amor sexual, ni romántico, sino un amor genuino, profundo y afectuoso por los que me rodean. Tal vez un poco maternal, pero bueno, ese es mi estilo. Hay muchos tipos de amor, y algunos descubrí que aún no estaban manchados. Preocuparme por mis semejantes era uno de ellos. ¿Por qué hablo de esto aquí? Porque preocuparme por mis compañeros del sistema era otra.
Y la confianza. Vaya, qué difícil. Mi sacerdotisa bromeaba: "Puedo confiar en que fulanito no me devolverá el dinero si se lo presto". Y al principio, ése era el tipo de confianza que tenía con los de mi círculo (y con los de mi sistema) 😉 Luego desarrollé la confianza en que serían ellos mismos, lo que quizá no significaba que fueran las mejores personas, sino que estaban siendo lo más cercanos a su yo auténtico que podían ser ante los Dioses. Luego, mucho más tarde, empecé a desarrollar la confianza de que cada uno de ellos tenía en sí una chispa de lo divino: que por muy jodidos y dañados que estuviéramos todos (los terapeutas deberían hacer descuentos de grupo a los aquelarres), había algo sagrado en cada uno de ellos.
Puede que todo esto también se aplique a los sistemas. ¿Confío en Saoirse? Bueno, confío en que Saoirse es una adicta al trabajo a la que a veces le falta bastante diversión 😉 Pero también confío en que Saoirse tiene esa chispa divina en ellos; debajo de todo el daño, el miedo y los problemas de control... hay algo bueno y sagrado en ellos.
Waaaaaaiiiit a minute, you say, that's fine, but what about destructive alters? Bueno, la razón por la que me meto con Saoirse, además del hecho de que me gusta meterme con Saoirse en general, es que una parte de lo que conforma la Saoirse de hoy fue en realidad un introyecto de nuestro padre. Y no sólo de nuestro padre, sino de la rabia de nuestro padre. Esa parte quería herir y castigar. Pero bajo todo eso, estaba esa chispa de lo Divino. Había un poco de lo que se convirtió en nuestro principal protector y anfitrión. No intentaré contar toda la historia de Saoirse; eso lo tienen que hacer ellos... pero es una historia de redención. Saoirse aún tiene la actitud de "cállate y aguántate" a veces, pero lo está intentando... es mucho mejor que la actitud de "le prenderé fuego a tu peluche si me desobedeces", y el mundo es mejor que la de "debes morir, pedazo de mierda inútil".
Puedes confiar en que bajo todo el dolor, toda esa rabia y dolor, cada alter tiene una chispa de lo Divino. Lo sé, es difícil de creer. Pero eso es porque tú eres un reflejo de lo Divino. (Sí, Dios tiene DID - ¿por qué crees que hay tantos Dioses y Diosas?) Incluso el alter más destructivo, que casi nos mata, se fusionó y se convirtió en nuestro principal protector y anfitrión. Salvaje, ¿eh?
Así que, de vuelta a ese círculo. Por fin pude confiar en la bondad de las personas que había allí y amarlas... y, lo creas o no, una vez me vestí de civil (era opcional). Fue una experiencia muy vulnerable pero liberadora, de la que hablaré en otra ocasión, quizás.
Algunos de ustedes pueden haber dado el salto final en esta línea de pensamiento. Incluso nuestros maltratadores tenían la chispa dentro, aunque puede que casi la hayan apagado. El perdón es algo en lo que todavía estamos trabajando como sistema; puede que siempre lo sea... Puedo amar la parte santa de mi padre pero también confiar en que seguía siendo él mismo: un gilipollas maltratador. Pude ver cómo le habían dañado al crecer y pude perdonar al niño herido que llevaba dentro. Podía reconocer una chispa que intentaba brillar de vez en cuando. Perdoné a mi padre cuando aún vivía. Incluso le escribí. Y a partir de entonces mantuve el contacto. Pero eso es otro tema. Perdonar no significa olvidar. No significa que todo esté bien. Significa que dejas de llevar la carga que te arrastra. Es algo que haces por ti mismo...
En cualquier caso, lo que hay que recordar de nuestros sistemas es que, al fin y al cabo, nos protegían de cosas realmente horribles. Eso merece un poco de amor para todos. Y tu sistema te ha llevado hasta aquí y siempre ha estado contigo: no se me ocurre nada mejor en lo que confiar. Es literalmente la razón por la que estás vivo.
Y hasta aquí mi divagación de esta noche.