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Trastornos alimentarios

Los trastornos alimentarios son enfermedades mentales complejas caracterizadas por hábitos alimentarios anormales que repercuten negativamente en el bienestar físico y psicológico del individuo. Suelen implicar una preocupación por la comida, el peso y la silueta, lo que provoca graves alteraciones de la conducta alimentaria. Los trastornos alimentarios pueden afectar a personas de todas las edades, sexos y orígenes, y tienen importantes consecuencias físicas, emocionales y sociales.

Tipos de trastornos alimentarios

Anorexia nerviosa

La anorexia nerviosa se caracteriza por un miedo intenso a engordar, lo que lleva a la inanición autoimpuesta y a una pérdida de peso extrema. Las personas con anorexia pueden tener una imagen corporal distorsionada y adoptar una alimentación restrictiva, ejercicio excesivo y otros comportamientos para mantener un peso corporal bajo.

Bulimia nerviosa

La bulimia nerviosa consiste en episodios recurrentes de atracones, seguidos de conductas compensatorias como vómitos, ejercicio excesivo o ayuno para evitar el aumento de peso. Las personas bulímicas suelen tener sentimientos de culpa y vergüenza relacionados con sus hábitos alimentarios.

Trastorno por atracón (TAC)

El trastorno por atracón se caracteriza por episodios recurrentes de consumo de grandes cantidades de comida, a menudo de forma rápida y hasta el punto de producir malestar. A diferencia de la bulimia, las personas con trastorno por atracón no adoptan conductas compensatorias regulares, lo que provoca un aumento de peso y problemas de salud asociados.

Pica

La pica es un trastorno mental que consiste en comer o masticar compulsivamente objetos no alimentarios. Los individuos con pica suelen tener deficiencias nutricionales que contribuyen con frecuencia al trastorno. Las sustancias ingeridas no forman parte de una práctica cultural (es decir, la ingestión religiosa de arcilla u objetos medicinales o minerales) o como parte de un estado de desarrollo. (es decir, niños que se comen objetos con la boca).

Trastorno Evitativo Restrictivo de la Ingesta de Alimentos

Las restricciones en la cantidad y variedad de alimentos caracterizan el trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos (TEAI). A diferencia de la anorexia, el ARFID no implica preocupación por la forma o el tamaño del cuerpo, ni miedo a engordar. Esta enfermedad mental puede afectar significativamente al crecimiento, el desarrollo y la salud en general.

Trastorno de rumiación

El trastorno de rumiación consiste en la regurgitación repetida de alimentos durante al menos un mes. La comida regurgitada puede volver a masticarse, tragarse o escupirse. La regurgitación repetida no se debe a una afección medicamentosa (por ejemplo, gastrointestinal) ni a una necesidad física de alimentos más maleables o preelaborados. El comportamiento no se produce exclusivamente en el curso de la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por déficit de atención o el trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos.

Otros trastornos alimentarios o de la conducta alimentaria especificados 

Otros trastornos alimentarios y de la conducta alimentaria específicos se refiere a las presentaciones atípicas de la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón, entre otros trastornos alimentarios. Estos trastornos son tan graves y potencialmente mortales como los más típicos. 

Causas y factores de riesgo

Factores biológicos

La predisposición genética y los antecedentes familiares pueden contribuir al desarrollo de trastornos alimentarios. Los factores neurobiológicos, como los desequilibrios de los neurotransmisores, también pueden influir.

Factores psicológicos

La baja autoestima, el perfeccionismo y la insatisfacción corporal son factores psicológicos comunes asociados a los trastornos alimentarios. Los acontecimientos traumáticos de la vida, la presión social y los ideales culturales de belleza pueden contribuir al desarrollo de estos trastornos.

Factores medioambientales

Las expectativas sociales y la representación mediática de imágenes corporales idealizadas pueden influir en la percepción de la imagen corporal. La presión de grupo y las normas sociales relacionadas con el peso y la apariencia contribuyen a la prevalencia de los trastornos alimentarios.

Tratamiento y apoyo

Psicoterapia

La terapia cognitivo-conductual (TCC), la terapia dialéctico-conductual (TDC) y la terapia familiar son los enfoques terapéuticos más utilizados. Las sesiones de terapia individual y de grupo tienen como objetivo abordar los problemas psicológicos subyacentes y promover mecanismos de afrontamiento más saludables.

Asesoramiento nutricional

Los dietistas diplomados son cruciales para ayudar a las personas a establecer hábitos alimentarios equilibrados y sostenibles.

Control médico

En casos graves, puede ser necesaria la hospitalización para tratar complicaciones físicas derivadas de la desnutrición u otros riesgos para la salud.

¿Son frecuentes los trastornos alimentarios?

Los trastornos alimentarios son relativamente frecuentes y pueden afectar a personas de todas las edades, sexos y orígenes. Las tasas de prevalencia varían en función del tipo específico de trastorno alimentario. Algunas estimaciones sugieren que, a nivel mundial, alrededor del 9% de la población puede sufrir un trastorno alimentario en algún momento de su vida.

Anorexia nerviosa: La prevalencia estimada es de alrededor de 0,3% a 1% de la población.

Bulimia nerviosa: La prevalencia estimada es de alrededor de 1% a 1,5% de la población.

Trastorno por atracón: La prevalencia estimada es de alrededor de 1,6% a 3,5% de la población.

Es importante tener en cuenta que estas cifras están sujetas a cambios y que la prevalencia real puede ser mayor debido a la falta de informes y a las dificultades para identificar los casos. Además, muchas personas pueden tener patrones alimentarios desordenados que no cumplen los criterios específicos de un trastorno alimentario diagnosticado.

La interconexión de la disociación, los trastornos alimentarios y el trastorno de identidad disociativo

La intrincada conexión entre la disociación, los trastornos alimentarios y el Trastorno de Identidad Disociativo subraya la importancia de un enfoque integral del tratamiento. Las intervenciones terapéuticas que abordan el trauma, promueven la autoconciencia y se dirigen a síntomas disociativos específicos pueden ser esenciales para apoyar a las personas con TID y trastornos alimentarios comórbidos.

La disociación, un mecanismo de defensa que implica una desconexión entre pensamientos, identidad, conciencia y memoria, puede tener profundos efectos en la salud mental. Cuando se combina con trastornos de la alimentación, especialmente en individuos con Trastorno de Identidad Disociativo (TID), las complejidades de estas condiciones pueden entrelazarse de maneras únicas. Este artículo explora la interacción entre la disociación y los trastornos alimentarios, centrándose en los individuos con TID, y profundiza en las razones que subyacen a la prevalencia de los trastornos alimentarios en esta población.

Comprender la disociación y los trastornos alimentarios

La disociación y su impacto

La disociación puede manifestarse de diversas formas, desde el distanciamiento leve hasta los trastornos disociativos graves. A menudo sirve como mecanismo de afrontamiento en respuesta a un trauma, proporcionando un escape mental de las situaciones angustiosas.

Relación entre disociación y trastornos alimentarios

La investigación indica una conexión significativa entre la disociación y el desarrollo de trastornos alimentarios. Un estudio de Dyer y Dorahy (2017) encontró que los individuos con niveles más altos de disociación eran más propensos a tener conductas alimentarias desordenadas.

Prevalencia de los trastornos alimentarios en los TID

Los individuos con TID frecuentemente experimentan condiciones comórbidas, siendo los trastornos de la alimentación omnipresentes. Según un estudio publicado en el Journal of Trauma & Dissociation (Brand et al., 2016), casi el 23% de las personas diagnosticadas de TID también cumplían los criterios de un trastorno de la conducta alimentaria.

Factores que contribuyen a los trastornos alimentarios en los TID:

Trauma y mecanismos de afrontamiento

El trauma que a menudo precede al desarrollo del TID puede conducir a una relación compleja con la comida. Los trastornos alimentarios pueden servir como mecanismo de afrontamiento, ofreciendo a los individuos una sensación de control frente al caos inducido por el trauma.

Alteraciones de la identidad e imagen corporal

La presencia de estados de identidad distintos en el TID puede tener percepciones variables del cuerpo, lo que contribuye a una alimentación desregulada. Foote et al. (2019) sugieren que las alteraciones en los estados de identidad se asocian con cambios en la imagen corporal y las conductas alimentarias.

Tratamiento y apoyo para la disociación relacionada con los trastornos alimentarios

Al igual que los trastornos disociativos, el tratamiento de los trastornos alimentarios es variado y debe adaptarse a cada paciente en función de cómo se formó el trastorno. Tanto los trastornos alimentarios como los disociativos cumplen una función para el individuo y, a menudo, el tratamiento se determina en función de la función que cumple el trastorno o de cómo se formó, prestando especial atención al trauma, o a la ausencia del mismo, para determinar el curso del tratamiento. 

Identificar los factores sintomáticos de un trastorno alimentario, el aumento de peso, la pérdida y otros factores de salud física es crucial para determinar un trastorno alimentario en el que se está produciendo una disociación.

Acciones específicas como los atracones o las purgas pueden realizarse durante un estado disociado, lo que impide que el individuo se identifique con esas acciones y dificulta la determinación de la presencia de un trastorno alimentario, incluso para el propio individuo.

Si le preocupa tener un trastorno alimentario desconocido en un estado disociativo, hable con su terapeuta y psiquiatra sobre cualquier preocupación antes de alterar su dieta o rutina e informe de cualquier cambio en los síntomas físicos.

Experiencias personales con los trastornos alimentarios

He experimentado el ciclo completo y el proceso de tener y tratar un trastorno alimentario en un alter. 

Aumentábamos de peso, nos dábamos cuenta de que comprábamos demasiados tentempiés y las cajas y bolsas se vaciaban con bastante rapidez, y notábamos otros signos, cosas como un persistente sabor a vómito y nerviosismo en torno al tema de la comida. Tardamos un tiempo en descubrir del todo que teníamos un alter basado específicamente en el trauma alimentario que nos causó uno de nuestros padres.

Para ser franca, mis padres me avergonzaban por mi gordura y al mismo tiempo me obligaban a comer grandes cantidades de comida delante de los demás, en público y en las cenas de presentación. Incluso estaba culturalmente arraigado en la forma de trabajar de mi familia que, cuando comíamos juntos, los platos estaban llenos y debían recogerse antes de que se levantara la mesa. Cuando estaba sola, o cuando comía fuera de las comidas públicas, me sometían activamente a una dieta de sólo comida de Weight Watchers. Me avergonzaban y me obligaban a comer pequeñas porciones de comida congelada. Me avergonzaban mucho por comer otras cosas. Me animaron a contar calorías, me animaron a esconder mi figura y a avergonzarme de ella. No podía soportar los constantes cambios de humor y las normas en torno a mis hábitos alimentarios que me imponían mis padres. Un día me reprendía por querer algo más que una comida congelada, y al siguiente nos llevaba al bufé chino y me decía que debía comer todo lo que quisiera, que debía comer más para que mereciera la pena. - GL

Un tratamiento como éste puede conducir absolutamente a la formación de trastornos alimentarios y, en una persona con TID, este tratamiento a menudo puede compartimentarse en un único alter para disociarse de las acciones por completo. Dada la cantidad de vergüenza que implican los trastornos alimentarios, no es raro que las personas que no padecen un trastorno disociativo se disocien de las acciones.

Tardamos más de un año en darnos cuenta de lo que pasaba, uno de nuestros alter ego tenía bulimia. 

En lugar de tratarlo adecuadamente, nos asustamos. Avergonzamos aún más a ese alterado; pensamos en él como perjudicial o una mala influencia para el sistema; lo tratamos como a un "otro". Esto empeoró las cosas, provocando un resentimiento mutuo y una falta de cohesión en nuestro sistema. Él sabía que tenía un problema, pero nosotros no sabíamos cómo ayudarle, ya que ni siquiera pensábamos en ayudarle a través del juicio.

Sólo después de conocer a una amiga íntima con un trastorno alimentario, nos dimos cuenta de que no estábamos siendo buenos compañeros, familiares y amigos de nuestra propia alter ego. Nunca le diríamos a nuestro amigo las cosas que le diríamos a nuestro alter acerca de su trastorno alimentario. Sentimos mucha vergüenza y conmoción por nuestras propias acciones hacia él.

Empezamos a tratarle como trataríamos a una fuente externa, apoyándole haciéndole responsable de la falta de comida cuando ocurría, de los vómitos y de los impulsos de atracones y purgas. Prestamos más atención a sus necesidades y las abordamos en terapia, llegando al origen del trastorno, el tratamiento que recibimos de nuestra infancia.

Lenta, pero eficazmente, empezó a curarse, sintiéndose capacitado para hacerlo mejor, sabiendo que nos tenía a todos nosotros para respaldarle y mantenerle en el camino de su curación. Cuando necesitaba hablar de sus impulsos alimenticios, estábamos allí para escucharle, estábamos allí para dejarle escribirlo y llevar sus preocupaciones a nuestro terapeuta, dándole una posición permanente como un alter cohesivo y amoroso. 

Incluso si vuelve a caer en un mal patrón, siempre tendremos las habilidades para ayudarle, y estamos agradecidos de haber encontrado ayuda para él, y lo que es más importante, para nosotros mismos. Cambió nuestra forma de pensar sobre la resolución de problemas dentro de nuestro sistema, que ningún miembro del sistema es malicioso, intrínsecamente malo o malformado, independientemente de sus acciones. 

Somos como somos por el maltrato que recibimos y que contribuyó a formar este trastorno en su conjunto, y eso no es culpa nuestra. Darnos cuenta de esto nos cambió la vida, y esperamos que la experiencia ayude a otros a buscar ayuda para cualquier alterado con trastornos alimentarios de una forma amable, gentil y adecuada." - EJK

Recursos:

Es esencial buscar recursos, incluso si no eres la persona que padece un trastorno alimentario. Como amigos y familiares de la persona con el trastorno, es importante buscar apoyo para ella de forma amable y gentil. A continuación encontrará enlaces para las personas con trastornos alimentarios, así como para amigos y familiares, que ofrecen grupos de apoyo en línea u orientación de proveedores de atención sanitaria.

US

https://www.nationaleatingdisorders.org/resource-center

Canadá

https://nedic.ca/find-a-provider

https://www.eatingdisorderhope.com/treatment-for-eating-disorders/international/canada/canadas-eating-disorder-organizations-charities

Internacional

https://www.feast-ed.org/feast-anad-online-support-groups/

Fuentes:

  1. Dyer, A. S., y Dorahy, M. J. (2017). Asociaciones entre disociación, trauma interpersonal infantil y patología alimentaria: Una revisión sistemática. Revista de Trauma y Disociación, 18(3), 259-281.
  2. Brand, B. L., et al. (2016). Separando la realidad de la ficción: Un examen empírico de seis mitos sobre el trastorno de identidad disociativo. Revista de Trauma y Disociación, 17(3), 338-361.
  3. Foote, B., et al. (2019). Trastorno de identidad disociativo y trastornos alimentarios: Una revisión sistemática. Revista europea de trauma y disociación, 3(3), 223-232.
  4. Asociación Americana de Psiquiatría. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (5ª ed.).
  5. Asociación Nacional de Trastornos Alimentarios (NEDA). (https://www.nationaleatingdisorders.org/)
  6. Treasure, J., Claudino, A. M., & Zucker, N. (2010). Eating disorders. The Lancet, 375(9714), 583-593.
  7. Centro Nacional de Información sobre Trastornos Alimentarios. (NEDIC) (https://www.nedic.ca) 
  8. Dyer, A. S., y Dorahy, M. J. (2017). Asociaciones entre disociación, trauma interpersonal infantil y patología alimentaria: Una revisión sistemática. Revista de Trauma y Disociación, 18(3), 259-281.
  9. Brand, B. L., et al. (2016). Separando la realidad de la ficción: Un examen empírico de seis mitos sobre el trastorno de identidad disociativo. Revista de Trauma y Disociación, 17(3), 338-361.
  10. Foote, B., et al. (2019). Trastorno de identidad disociativo y trastornos alimentarios: Una revisión sistemática. Revista europea de trauma y disociación, 3(3), 223-232.
  11. Hudson J.I., Hiripi E., Pope H.G., Jr., Kessler J. The prevalence and correlates of eating disorders in the National Comorbidity Survey Replication. Biol. Psychiatry. 2007;61:348-358. doi: 10.1016/j.biopsych.2006.03.040. - DOI - PMC - PubMed (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/16815322/)
  12. Doris Nilsson, Annika Lejonclou & Rolf Holmqvist (2020) Psychoform and somatoform dissociation among individuals with eating disorders, Nordic Journal of Psychiatry, 74:1, 1-8, DOI: 10.1080/08039488.2019.1664631 (https://news.isst-d.org/eating-disorders-trauma-and-dissociation/)
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