Trastorno de identidad disociativo
¿Qué es el trastorno de identidad disociativo?
El Trastorno de Identidad Disociativo (TID), antes conocido como Trastorno de Personalidad Múltiple, es una enfermedad mental compleja caracterizada por la presencia de dos o más identidades o estados de personalidad distintos en un individuo.
Síntomas del TID
Alteraciones de la identidad: Presencia de dos o más identidades o estados de personalidad distintos en un individuo.
Amnesia: Lagunas recurrentes en la memoria en las que la persona no puede recordar información o acontecimientos personales.
Percepciones alteradas del yo y del mundo: Tener una sensación de desapego de los propios pensamientos, sentimientos o cuerpo y/o tener la percepción del mundo puede cambiar durante los diferentes estados de identidad.
Voces o diálogos internos: Escuchar voces internas o experimentar diálogos entre diferentes estados de identidad.
Despersonalización y desrealización: Episodios de sentirse desconectado del propio cuerpo (despersonalización) o del entorno que le rodea (desrealización).
Cambios de humor y desregulación emocional: Fluctuaciones en el estado de ánimo y las emociones, que van de la depresión a la ansiedad o la ira.
Autolesiones y pensamientos suicidas: Las personas con TID pueden adoptar conductas autolesivas y tener pensamientos suicidas.
Co-conciencia y comportamiento coordinado: Distintos grados de conciencia y coordinación entre los diferentes estados de identidad.
¿Cuál es la causa de este trastorno?
Trauma grave y maltrato infantil: Uno de los principales factores relacionados con la aparición del TID es un trauma grave durante la infancia. La exposición prolongada a abusos emocionales, físicos o sexuales puede desbordar los mecanismos de afrontamiento de un niño, provocando la disociación de la identidad como respuesta protectora. El trauma suele producirse a una edad temprana, cuando la mente aún se está desarrollando, lo que la hace más susceptible a la fragmentación.
Apego perturbado y relaciones interpersonales tempranas: Los problemas con el apego temprano y las relaciones interpersonales perturbadas pueden contribuir al desarrollo del TID. La falta de cuidadores constantes y afectuosos puede afectar a la capacidad del niño para formar un sentido cohesivo de sí mismo. Esta alteración en el apego puede exacerbar la vulnerabilidad a las experiencias disociativas como medio de navegar por terrenos emocionales difíciles.
Factores neurobiológicos: La investigación sugiere que los factores neurobiológicos desempeñan un papel en el desarrollo del TID. Se han observado cambios en la función cerebral, sobre todo en regiones asociadas a la memoria y la identidad, en individuos con este trastorno. La naturaleza exacta de estos cambios y su relación con la disociación inducida por el trauma es un área de estudio en curso.
Mecanismos de afrontamiento y respuestas adaptativas: El TID se considera un mecanismo de afrontamiento desarrollado en respuesta a un estrés abrumador. Los individuos pueden crear inconscientemente identidades alternativas para compartimentar las experiencias traumáticas, lo que les permite funcionar en la vida cotidiana. Estas identidades sirven como respuestas adaptativas para gestionar la angustia y mantener una apariencia de control.
Prevalencia
Los trastornos disociativos muestran una prevalencia de 1% a 5% en la población internacional. El trastorno de identidad disociativo grave está presente en 1% a 1,5% de esta población. Los pacientes pueden pasar entre 5 y 12,5 años en tratamiento antes de que se les diagnostique el trastorno de identidad disociativo. El TID es más frecuente en mujeres, con tasas de presentación que casi duplican las de los hombres.
Tratamiento
Psicoterapia: La psicoterapia es la piedra angular del tratamiento del TID, centrándose en la creación de una alianza terapéutica y un entorno seguro. Se emplean varias modalidades terapéuticas, incluyendo:
- Terapia cognitivo-conductual (TCC): Dirigida a patrones de pensamiento y comportamientos negativos.
- Terapia dialéctica conductual (TDC): Enfatizando la regulación emocional y las habilidades interpersonales.
- Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR): Abordaje de los recuerdos relacionados con el trauma.
- Hipnosis clínica: Junto con la terapia de conversación tradicional, aborda los recuerdos relacionados con el trauma.
Comunicación interna y cooperación: Los terapeutas trabajan para fomentar la comunicación y la cooperación entre los distintos estados de identidad. Técnicas como los diarios, los diálogos internos y los encuentros estructurados entre identidades contribuyen a aumentar la conciencia conjunta.
Gestión de la medicación: Aunque los medicamentos no tratan directamente el TID, pueden prescribirse para controlar síntomas concurrentes como la depresión, la ansiedad o los cambios de humor. La colaboración entre los profesionales de la salud mental es crucial para controlar y ajustar los medicamentos según sea necesario.
Arte y terapias expresivas: El arte y las terapias expresivas proporcionan vías alternativas de comunicación y expresión. Las modalidades creativas como el arte, la música y la terapia del movimiento ofrecen salidas no verbales para que las personas con TID procesen emociones y experiencias.
Intervenciones de apoyo: Crear una sólida red de apoyo es esencial para el tratamiento del TID. Implicar a familiares y amigos, junto con programas educativos para los seres queridos, ayuda a crear un entorno comprensivo y de apoyo.
Historia
El reconocimiento del TID se remonta a finales del siglo XIX. Los primeros clínicos, entre ellos Pierre Janet y William James, documentaron casos de lo que denominaron "doble conciencia" e "identidad dual". Estas observaciones sentaron las bases para posteriores desarrollos en la comprensión de la disociación. Antes de esto, el TID se consideraba una forma de posesión y a menudo se trataba con medios culturales y religiosos.
A principios del siglo XX, el trastorno fue objeto de mayor atención con la publicación de estudios de casos e informes clínicos. Se acuñó el término "Trastorno de Personalidad Múltiple" (TPM) para describir el fenómeno de los individuos que muestran identidades o personalidades distintas.
El panorama diagnóstico experimentó cambios significativos y, en 1980, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) reconoció oficialmente el TPM en la tercera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-III). Las ediciones posteriores, incluidos el DSM-IV y el DSM-5, mantuvieron el trastorno pero cambiaron su nombre por el de Trastorno de Identidad Disociativa (TID) para reflejar mejor la naturaleza de la afección.
El TID se convirtió en objeto de controversia a finales del siglo XX, con debates en torno a la autenticidad del trastorno. Las descripciones de los medios de comunicación y las historias sensacionalistas alimentaron aún más el escepticismo. Clínicos e investigadores se esforzaron por distinguir los casos legítimos de las influencias culturales.
A finales del siglo XX se produjo un cambio de paradigma en la conceptualización del TID, enfatizándose su conexión con traumas graves, especialmente durante la infancia. Esta perspectiva centrada en el trauma, apoyada por la investigación, destacó el papel de la disociación como mecanismo de afrontamiento en respuesta a experiencias abrumadoras.
Experiencia personal con el diagnóstico y tratamiento del TID
Los sistemas sanitarios de todo el mundo prefieren diagnosticarte cualquier cosa menos TID. A menudo, a las personas se les diagnostica un TEPT y se les deja a su suerte a la hora de tratar cualquier trastorno disociativo derivado del trauma a largo plazo al que se han enfrentado. En mi lucha personal con psiquiatras y psicólogos, están poco entrenados, muchos dicen "No estoy realmente cualificado para diagnosticarte esto, no sé nada sobre ello". Parece ser un estado muy poco preocupante, siendo uno de los resultados psicológicos más mansos para el trauma a largo plazo. No hay muchas personas con TID que se presenten como dañinas para los demás, lo que hace que no sea un factor que preocupe a los profesionales sanitarios. Esta es una realidad desafortunada, dado que aquellos con traumas complejos de larga duración pueden beneficiarse absolutamente de la identificación y el trabajo con este trastorno.
Estuvimos perdidos durante años, luchando contra graves ataques de pánico, pérdida de memoria a corto y largo plazo, y despersonalización y desrealización que simplemente asumimos que era algo normal entre las personas con traumas de larga duración. Teníamos muy poca idea de por qué la gente consideraba que teníamos "cambios de humor" o por qué la gente era capaz de identificar estas cosas, y nosotros no. A menudo no es evidente para las personas con TID que hayan "cambiado" en absoluto, ya que cada recuerdo tiende a ser lineal antes de las comunicaciones internas abiertas. Cada individuo lo siente como una pérdida de memoria, y nadie es consciente de que existe un todo mayor. Sólo cuando aceptamos el trastorno y empezamos a trabajar realmente para conseguir una comunicación cohesiva, tanto dentro como fuera de la terapia, pudimos por fin conseguir vivir y funcionar de una forma que no fuera autolesiva. Estamos agradecidos por la capacidad de reconocernos y trabajar unos con otros dentro de nuestro sistema. Creemos de todo corazón que este fue el mejor resultado para gestionar nuestro trauma a largo plazo, la compartimentación de cada tipo e instancia de trauma en una determinada memoria lineal, permitiendo que cada persona dentro de nosotros soportara un peso inimaginable, pesos que combinados aplastarían una sola psique. En lugar de volvernos locos, nos volvimos creativos y delegamos esos traumas a otros dentro de nosotros, permitiendo que cada individuo que el universo construyó desde los cimientos gestionara los traumas separados unos de otros, salvándonos de una eventual locura.
En cierto modo, estoy agradecido de haber sido lo suficientemente creativo como para formar este trastorno. Siento que es mucho mejor que los otros caminos que suelen tomar los traumas de larga duración, que conducen a trastornos más violentos y dañinos. Me siento en paz con lo que somos ahora, y ya no tengo miedo de mi futuro con respecto a este trastorno.
- EJK
Fuentes:
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